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¿Qué es exactamente la dislexia? ¿En qué afecta a los que la padecen? ¿Cómo podemos trabajarla? ¿Existen ejercicios para la dislexia? Muchas preguntas de ese tipo pueden surgir entre los profesionales de la educación, los padres, los alumnos o cualquier persona que se enfrente a esta condición.
En este artículo queremos enfocarnos particularmente en esta discapacidad, para intentar entenderla mejor, y así abordarla con las herramientas adecuadas.
Si te interesa saber más de actividades y ejercicios para la dislexia, ¡sigue leyendo!
Definición de la dislexia
Según la Asociación Internacional de Dislexia, esta se define como “una discapacidad de aprendizaje de origen neurobiológica. Se caracteriza por dificultades para reconocer palabras de forma precisa y/o fluida, dificultades en ortografía y un baja capacidad de descodificación”. Además, la asociación también destaca los problemas en comprensión lectora y una experiencia de lectura reducida como unas de las consecuencias posibles de esta discapacidad.
Los impactos de este trastorno son múltiples, y muchas veces implican un retraso en la adquisición de habilidades lectoras, un desarrollo más lento del vocabulario y una dificultad para interpretar información y conceptos abstractos. Si bien no se trata de una condición “grave”, sí que resulta muy incapacitante. Por esta razón es importante detectarla lo antes posible, para implementar hábitos relevantes que permitan trabajar la dislexia y sobrellevarla.
Actividades y ejercicios para la dislexia
Existen diferentes formas de trabajar la dislexia y la lectura en el contexto de esa discapacidad:
- Fomentar el aprendizaje multisensorial
El aprendizaje multisensorial solicita varios sentidos a la vez. Por esta razón, es una buena herramienta para trabajar la dislexia, ya que ofrece una alternativa o complemento al uso de la vista. Efectivamente, las personas disléxicas presentan dificultades para aprender y reconocer palabras a simple vista, por lo tanto, usar otros medios para registrar esas informaciones les son de gran apoyo. Técnicas cómo escribir en la arena, escribir en el aire o golpetear los sonidos, permite asociar cada letra y sílaba con el sonido correspondiente, solicitando otros mecanismos como la memoria muscular o la memoria auditiva.
- Implementar actividades de lectura compartida
La lectura compartida también es un buena actividad para trabajar la dislexia. De esta forma, la persona disléxica puede seguir el texto a medida que el acompañante lo lee en voz alta. Así, la asociación de los sonidos con las palabras se hace de forma más amena, ya que no pasa por la descodificación visual que les es más difícil. También, es una ocasión para cuestionar el lector, sobre el sentido de las palabras y asegurar la comprensión de cada una de ellas para mejorar su manejo y ampliar el vocabulario.
- Utilizar audiolibros
Para contrarrestar las dificultades en lectura que puede suponer la dislexia en niños, los audiolibros también representan una buena opción. Por una parte, ofrecen algunos de los mismos beneficios que hemos destacado en el caso de la lectura compartida. Pero también, permiten asociar la lectura (en sus formas diversas) a una actividad que se disfruta. Efectivamente, las dificultades que supone la lectura para niños disléxicos puede llevarlos a frustrarse y a rechazar todo lo que tenga que ver con esa actividad, desfavoreciendo su progreso en su aprendizaje. Con audiolibros, podrán disfrutar de esa actividad y fomentar hábitos de lectura que serán beneficiosos para sobrellevar esa discapacidad y para su crecimiento general.
- Realizar actividades de comprensión lectora
Se observa que la dislexia en niños puede causar problemas en la interpretación de textos. Efectivamente, los disléxicos suelen gastar más energía y tiempo en la fase de descodificación. El cerebro se concentra intensamente en reconocer las palabras, lo cual no deja “espacio” para procesar otro tipo de información como lo son el sentido general de la historia y el enlazamiento de los sucesos. En este caso, se pierde el hilo del texto y no se entiende el sentido global de la información leída. Trabajar la dislexia también implica trabajar mucho la comprensión lectora, a través de preguntas que ayuden a establecer el contexto, identificar y memorizar nuevas palabras. Seguir ese tipo de rutina en la lectura también les servirá para automatizar el proceso de control de comprensión, aprendiendo a identificar lo que se entiende y lo que no.
Como hemos visto, existen diferentes ejercicios y actividades para trabajar la dislexia que pueden ayudar a los que la padecen (niños como adultos) a mejorar sus capacidades lectoras. Si esta discapacidad te concierne, no dudes en recurrir a herramientas que te faciliten acceso a la lectura de forma adaptativa a través de audiolibros, planes lectores y fuentes especialmente diseñadas para una lectura más amena. En todo caso, en cualquier disciplina la clave para mejorar una habilidad es… practicarla. Así que, ¡ya sabes lo que te queda por hacer!