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Acceso al instante, acceso fragmentado, acceso móvil…

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Estamos en la época de lo inmediato

En un estudio de Pew Internet & American Life Project, que lleva por título Library Services in the Digital Age, algunos de los bibliotecarios encuestados llegan a las siguientes conclusiones:

Tenemos que dejar de aferrarnos a colecciones que tratan de tener la amplitud y la profundidad que tenían en los 80. Lo que ahora quiere la gente es diferente, y el modo  en que acceden a ello es diferente. Tenemos que dejar de ser la “biblioteca pública archivística” y movernos hacia servicios instantáneos.

Ciertamente, el de la instantaneidad de la cultura es un asunto que se ha estudiado desde los años ochenta del siglo veinte y que, en la actualidad, particularmente en lo que hace a los nativos digitales, se ha convertido en una realidad incuestionable. ¿Quién querría esperar por algo que se puede obtener al momento, y desechar cuando ya no resulta útil? Por supuesto, las bibliotecas suelen pertenecer a burocracias, más o menos pesadas, dependiendo de la tradición en la que se desenvuelvan, de modo que un cierto equilibrio entre el cumplimiento de las reglas del juego burocrático y la inmediatez del acceso a la información es necesario. No obstante, la ya antigua afirmación de Ross Harvey de que hemos pasado del paradigma de las colecciones al paradigma del acceso nunca ha sido tan cierta como ahora. Cabe preguntarse, pues, qué están haciendo las bibliotecas en este sentido.

En el citado estudio, se proponen algunas respuestas interesantes:

  • Oferta de las colecciones por materias – filosofía, clásicos, etc. – en dispositivos móviles como tablets
  • Disposición de un solo sistema de identificación para proveedores de préstamo interbibliotecario
  • Colecciones de libros electrónicos con contenido local
  • Oferta de audiovisuales en streaming procedentes de Netflix o HuluPlus
  • Aplicaciones móviles accesibles desde el sitio web de la biblioteca
  • Incorporación de iPads a los cuentacuentos y los programas escolares
  • Autoservicio de préstamo, reserva, renovación
  • Creación de espacios virtuales para compartir proyectos de los usuarios, incluidas videoconferencias, o para que los usuarios individuales completen sus proyectos
  • Digitalización de materiales locales
  • Provisión de servicios tradicionalmente no asociados a la biblioteca, como la publicación digital
  • Espacios de enseñanza en línea

Algunas de estas ideas ya se han puesto en práctica de manera generalizada, o se encuentran en estadios avanzados de desarrollo, dependiendo de las tradiciones. Sin embargo, a nuestro juicio, ninguna de ellas es aún lo suficientemente instantánea: requieren un esfuerzo, económico, de movilidad geográfica, de ejecución de procesos. Pongamos algunos ejemplos. Si, mientras estoy escribiendo, me viene a la cabeza una bossa nova, sólo tengo que identificarme mediante usuario y contraseña en Spotify para escucharla. No quiero escuchar todo el disco, sólo ese tema en concreto. De igual modo, si preciso conocer la fecha de nacimiento de Georg Simmel, teclearé su nombre en Google. Quizá ni siquiera haya de entrar en Wikipedia, puesto que en las primeras líneas de información de la lista de resultados ya aparecerá el dato.

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